Friday, March 21, 2008

Los chascones del pasado...

Como no recordar esos años 80 en que como adolescente liberaba mi rebeldía agitando mi cabeza al ritmo de los grupos heavy metal, que por ese entonces estaban en su máximo apogeo! Aunque parezca increíble, en ese tiempo yo también tuve el pelo largo y chaqueta de mezclilla con nombres de grupos impresos en la gastada tela. Los caóticos recitales en el desaparecido gimnasio Manuel Plaza están entre mis más caros recuerdos de esa época, tan rebelde como ingenua.
Las bandas más populares entre mis gustos sobrevivieron a esos años y se convirtieron hasta en éxitos comerciales: Metallica, Megadeath, Slayer, entre otros. Sin embargo, mis grupos favoritos desaparecieron en el anonimato, disolviéndose para siempre en la memoria de los que como yo alguna vez los consideramos lo máximo. Grupos como Watchtower, Destruction, King Diamond, Kreator, Nasty Savage, Hallows Eve, entre muchos, muchos otros, fueron como el soundtrack nerd que yo tuve por algunos años y que luego de un tiempo dejé de escuchar por casi dos décadas.
De vez en cuando entraba en alguna disquería de esas consideradas alternativas y recorría nostálgicamente los discos de heavy metal, pensando que algún genio habría hecho una remasterización de los ídolos olvidados de los ochenta. Lo único que encontraba irremediablemente eran nuevos grupos de adolescentes furiosos que crecieron en los noventa, y que a mi ya no me interesaba conocer.
Cuál no sería mi sorpresa cuando vi que en el sitio web www.portalnet.cl estaba absolutamente todo lo que yo escuchaba por entonces, hasta con grabaciones inéditas. Y además gratis, absolutamente gratis.
Por supuesto empecé a bajar todo lo que encontré. Me hice de una colección bastante respetable de discos en una carpeta de mi computador de la oficina, y pensé que por fin mi larga espera por rememorar esa época había llegado a fin. Puse algo de esa música en mi MP3 player.
Escuché primero un disco de Metal Church, de los lejanos orígenes del género. El sonido estaba ahí, la intensidad que yo recordaba, los solos de guitarra, los cambios de ritmo, el latido aplastante de la batería veloz.... sin embargo todo se parecía a una caricatura, como un sonido que se parece a sí mismo, o mejor dicho, que se parece a la imagen esterotipada que se formó luego de extinto el estilo. El cliché del chascón que grita al micrófono una letra gutural e incompresible, acompañado de esbirros de igual apariencia, todos enojados por alguna razón desconocida pero en el fondo cómica, envueltos en jeans rotos y cadenas que a estas alturas parecen ridículas. Sacados de una fiesta de disfraces. Absurdos en lo anacrónico. Pero chistosos en la pantomima.
Algunos archivos ni siquiera los he escuchado. Veo con un poco de alivio que uno va cambiando, y que las circunstancias lo prueban a uno por sobre los gustos que uno pueda tener en un momento. No puedo negar que aún me gusta la energía desenfrenada de esos riffs veloces y de armonías dudosas. Pero no es lo que yo busco hoy en música, ni es lo que hoy me satisface más. Pienso qué triste es el caso de Exodus, un grupo de heavy metal cuyo primer album, Bonded by Blood, fue un exitazo en el año 1984 y hasta el día de hoy es un trabajo de culto. Lo triste es que los tipos hasta el día de hoy, más de 20 años después, siguen juntos como banda y tocando exactamente lo mismo. Las mismas canciones, los mismos solos, la misma voz chillona y de gritos destemplados. Pienso en los Beatles, que sin separarse estaban permanentemente ampliandose a otros caminos, tratando de ser más, probando la próxima frontera. Y luego de separados, siguieron en esa senda, actualizandonse siempre. Quiero pensar que en cuanto a mis gustos, yo también he cambiado, que no significa que no vuelva de vez en cuando a disfrutar de las estridencias de los pelucones de antaño. De hecho, yo quiero ser siempre el mismo, pero ojalá siempre distinto.