Friday, March 11, 2011

Serpiente de cascabel

Querido Santiago: Terminé de leer tu novela "Caravana", que me dejó una sensación de dulce triunfo en la boca.
Como en toda batalla, hay un momento en que parece todo perdido. Al inicio el libro describe un momento de desolación, donde Cascabel (el personaje - mito) está en un momento de abandono, de desorientación, como un tobogán que baja en círculos hacia una oscuridad húmeda, sin apuntar claramente a ninguna parte. Pero todo conduce a una salida de este momento oscuro, y pronto Cascabel llega a un punto en que las piezas comenzaron a encajar y tomar una forma precisa.
Y todo gracias a la cocaina.
La cocaina hace que todos los personajes se humanicen. Dejan de ser seres mágicos salidos de un crisol mestizo celestial y se transforman en personas de carne y hueso, con sentimientos, con proyectos y con ambiciones. Aunque aún así, hasta la última página del libro, me parecerieron todos algo fuera de la realidad, con poco de pasado y menos de futuro, y sobre todo relacionados entre ellos en una clave fija, como si la amistad que los une fuera algo definido desde siempre y para siempre, con formas de interactuar que no cambian nunca, ni en el tiempo ni en el lugar. Una perfecta armonía que a mi, dentro del sabor del triunfo, me parece mágica pero también un poco sospechosa.
Parece que les hubieras dado la libertad para hacer lo que quisieran, sin darles explicaciones a nadie. Y eso es un gran triunfo, porque lo logras con honestidad y sobre todo creando un mundo creible. Requiere algo de complicidad con el lector para que crea que efectivamente cuatro tipos pueden cruzar el continente haciendo las locuras más absurdas sin que nadie los tilde de locos, o sin que nadie se ponga en su camino, o les impida salirse tan brutalmente de esta realidad que tú y yo vivimos todos los días, con monedas en nuestros bolsillos, con calendarios y boletas de fin de mes.
De acuerdo, aceptemos que las realidades son construidas y que el único continente que te ofrece la posibilidad de construir la tuya propia, de cambiarle impunemente el nombre a los lugares y a las cosas, de intervenir la realidad creando una nueva, es América Latina. Lo acepto. Pero si en algo tengo que discrepar es que en nuestro contienente todos esos intentos no son triunfos como en la experiencia de la caravana, sino que siempre terminan por ser expediciones trágicas, abatidas a golpes por el sistema intolerante, por el peso de la noche, por las instituciones que blanden sus leyes como espadas para cortarle la cabeza al que se le ocurra crear estados dentro del estado.
Me da pena el hecho de que la provocación constante de la caravana por crear una realidad propia, un mundo en una isla, que toda esta revolución testimonial haya sido destruida por un accidente contra un barco, en vez de ser perseguida y destruida (como seguramente el modelo latinoamericano predice) por la mano letal de la ley napoleónica. Tal vez se merecían un final más trágico, más violento, más redentor.
Me da pena porque creo que el secreto del triunfo de la novela está en el hecho de que hay una profunda honestidad en Cascabel, que creyó en las pamplinadas de sus compañeros de viajes, y se enamoró de la mujer más fatal que seguramente podía encontrar. Cómo se hace para enamorarse de una cocainómana, arrogante, promiscua, bipolar, engreida, vanidosa, por muy bella que sea...? El amor es irracional, pero no había que exagerar tanto!
Pero vuelvo a la honestidad de Cascabel. Digo honestidad pero en realidad quiero decir "fe". Cascabel tiene fe en el grupo. Y en esa fe se le va hasta el último girón de su humanidad. Tiene fe además en que todo el sinsentido que viaja sobre el Bugatti en realidad tiene mucho más sentido que la realidad que está afuera del auto, y todo lo que va dentro de él, en cambio, tiene la potencia para iluminar la carretera-serpiente y el mundo.
Y no es casual hablar de fe, Santiago, porque hasta un ateo como yo puede ver que hay una clara lectura bíblica de la novela. Cuántas veces comparaste la carretera Panamericana con una serpiente, fuente del pecado original? Para mi, estos personajes salidos del tiempo son especies de profetas, que se encuentran casualmente en medio de la selva (símbolo del paganismo, de las creencias del mundo?), luego de un período en que Cascabel está inmerso en una ruta sin norte (las primeras 50 páginas), de confusión y de aparente abandono y derrota ante las crisis de la vida terrenal (ruptura matrimonial, soledad, vicios, etc.).
Recorrer la serpiente, la portadora del pecado es también un símbolo de la redención, un viaje hacia nuestra esencia como seres humanos libres de todo mal y desde ese punto de vista, superiores a toda moral... como Max, como Ivonne, como Jerónimo. Hay un momento de duda, cuando se descubre el saco con cocaina en la maleta, como un pecado original del cual al final del viaje tendrán que deshacerse.
Jerónimo se empina una mamadera tras otra aludiendo al regreso a la infancia y por lo tanto a los orígenes más ingenuos y más libres de pecado. Cascabel calla y observa desde lejos, porque su momento aún no ha llegado, no puede ser uno de ellos. No es sólo al final cuando Cascabel toma él también de la mamadera de Jerónimo?
La carretera es una serpiente que tiene un fin. La cabeza de esta serpiente-cascabel está en Chile, mordiendo una manzana grande y roja que se llama la ciudad de Santiago. Llena de pecado, y excesos, el templo sagrado de la anti-caravana.
El Director de spots publicitarios tortura al pobre Cascabel como el mismísmo Salvador es tentado por el demonio en el desierto! Cascabel, igual que el paradigma bíblico, logra superar la prueba y escapa de las tentaciones.
Aquí la figura redentora es naturalmente Isidora. Isidora se une al final del viaje, llevando con ella la conciencia de la salvación y dando a todo un sentido de inmanencia. Pero ella (como Jesús) también tiene que sacrificarse, y volver a Santiago, porque se acaban sus vacaciones. Ella no quiere, es un sacrificio basado en el amor más total hacia su padre pero también hacia los otros miembros de la caravana. Y los redime, para que enfrenten finalmente el desafìo de sus vidas, armados sólo de su libre albedrío.
Ya te dije que el final me parece un poco un anti-climax, tal vez yo esperaba algo más trágico, algo que hablara de la derrota de la caravana, no un accidente que los mate a todos... pero esa es sólo mi opinión. El triunfo de haber inventado esta estructura innegablemente sólida y coherente es dulce y lo precipita a uno a través de las páginas hacia el final del libro como un tobogán esta vez abierto y concreto, con el olor de los mares del sur, con la humedad de los canales magallánicos. Y finalmente con la incerteza de un mundo que sobrevive a su propia irrealidad, y que no sabemos si es el real, o es una pura invención. Pero ese mundo inventado por los miembros de esta caravana mística, está siempre ahí, como una sombra, como un umbral nunca atravesado, al alcance de la mano. A veces, en la normalidad de los días nuestros, se aparece durante segundos, como un recuerdo fugaz, pocos segundos de un día, o en las páginas de una novela, pero que sobre todo luego de leer el libro y saborear su triunfo ciego, recuerdo que está dentro de nosotros mismos, esperando eternamente que lo rescatemos y que nos llenemos la boca de su dulzor continental.