Monday, April 23, 2007

Roma al trote

Me he encontrado finalmente con la ciudad ideal para trotar. Roma realmente ofrece lo mejor en cuanto a paisajes, circuitos que son desafíos sin ser una tortura, etc. Tal vez debería decir antes que estoy entrenando nuevamente, lo que me hace sentir muy bien. Hay algo en la condición física que me pone de mejor humor, potencia mi capacidad física y me trae una sensación de estar más vivo, de sentir una corriente eléctrica que me empuja a hacer más cosas.

El sábado y domingo recién pasados tuve esa experiencia. El sábado hice mi trote rutinario, sali de mi casa y crucé por las Catacumbas de San Calixto. La colina donde están situadas está cubierta por un parque realmente bello, con caminos flanqueados por abetos y vegetación que es tan propia de Italia. Si bien es bastante corto (1,5 km) se pasa entre edificios antiguos, ruinas, prados (incluyendo rebaños de ovejas pastando) y también... muchos turistas. Luego cruzando la calle, y siempre en mi circuito de trote, se entra por un pequeño pasaje al parque de la Cafarella. Un estrecho pasaje de tierra húmeda rodeada de árboles y de extensiones de verde (con sus ovejas infaltables, que son casi una visión bíblica), con una naturaleza que hace olvidar que estoy a sólo 20 minutos de la urbe que por siglos fue la capital del mundo.

Si el trote se hace demasiado pesado, siempre hay tiempo para ver las ruinas arqueológicas. Las tumbas circulares y las ruinas abandonadas por los siglos dan un ambiente único al lugar, y me hace siempre querer volver. Al fondo del Parque se repite el paisaje bucólico, aunque esta vez con menos turistas y mucha más gente local que hace su paseo dominical en familia.

El domingo repetí la experiencia. Esta vez probé la ruta de la Via Appia Antica. Yo sabía que la cerraban los domingo, dedicándola exclusivamente a los peatones. Pero nunca había ido, y la verdad es que es un lugar increible. El último punto de circulación de vehículos es la Tumba de Cecilia Metella, una construcción circular que es en sí misma una maravilla, y que (siendo muy honesto) sería la atracción estrella de cualquier lugar en Chile. En Roma hay tanto que ver y conocer que es sólo una más. Una vez pasado el mausoleo, empieza la Via Appia. No digo el lugar donde una vez estuvo la Via Appia. Es LA Via Appia. La misma que usaron por cientos de años los romanos y los extranjeros que llegaban o salían de la capital imperial. Las mismas piedras irregulares a modo de adoquines, los mismos arbustos laterales, interrumpidos por túmulos funerarios de nobles que quisieron usar esta vía de acceso a la ciudad eterna para eternizar también la memoria de sus difuntos.

En este punto, el trote sigue bastante distraido por la conciencia de estar en un lugar que no ha cambiado casi nada en dos mil años. Además, la Vía Appia está en medio de un parque, por lo que el entorno es sobrecogedor por su silencio y porque el resultado de tanto esfuerzo de conservación es la sensación de retroceder miles de años en un segundo.

Así, es fácil entrenar. Me quedan varios meses para la Maratón de Firenze y creo que no me van a faltar lugares para trotar y maravillarme por la belleza de esta ciudad.

3 comments:

Sangha Kosen said...

Hola ;), mi blog es
http://zenchile.blogspot.com, no es mi blog propio, pero es algo que practico que es parte de mi vida. Es bello Roma, solo que los italianos como que gritan "poco" cuando se alteran ¿no?. En qué estás trabajando allá?. Un abrazo y gracias
Susana

Anonymous said...

Hola, soy otra lectora de blogs. Fuera de felicitarte por tu página, quería comentarte (aunque probablemente ya lo sabes) que en las catacumbas de San Calixto hay unas visitas guíadas muy buenas que dan los mismos sacerdotes que viven ahí. Cuando estuve, la visita la guió un argentino que sabía muchísimo y que era además muy entretenido. Es una lata eso sí ir con otros turistas, pero no te dejan bajar por tu cuenta.
Suerte con la maratón.
Saludos,
mariana.

Iulius said...

Si, entré a las catacumbas, es increible lo que hay abajo. Tal como tu dices, la presencia de tantos turistas hace que todo sea menos natural, pero igual es fantástico. A pesar de que a mi me dio un poco de claustrofobia...