Wednesday, May 02, 2007

Chile Primero... y luego qué?

La Concertación se está lentamente desintegrando frente a los ojos de todos. Y pareciera que todos los políticos han decidido sentarse a esperar qué pasará en esta lenta agonía mientras sacan cálculos en los ábacos de la política ficción para ver qué beneficios o peligros podría traerles.
Yo que estoy fuera de toda esta dinámica, más allá de ser simpatizante concertacionista, y libre de este tipo de consideración, me parece que la Concertación hace rato que dejó de ser lo que era. Perdió su espíritu, se corrompió (literalmente y en sentido figurado) con malas artes, cayó en desgracia consigo misma y con todos quienes nos sentimos identificados y hasta emocionalmente atados a ella. Para nadie es un misterio que hoy el gobierno está constituido por una maraña de influencias, con cargos y beneficios para los amigos de los que tienen poder, y bañado en un olor a arrogancia y autosuficiencia insoportables. Se cumple esa ley universal que dice que los revolucionarios que llegan al poder se transforman rápidamente en una fuerza conservadora.
Pero Chile es un país fantástico. Un ejemplo en América Latina. Tan fabuloso que sus instituciones son estables, y somos capaces de desarrollarnos en silencio, calladitos, mientras en el resto del continente bullen los escándalos, los golpes de estado, se suceden los gorilas en el poder y los presidentes electos tienen que escapar en helicóptero en medio de las crisis económicas y de masas enardecidas de ciudadanos.
¿Qué tan fantásticos somos, realmente? En el medio de esta crisis paulatina y silenciosa (a la chilena) de la Concertación, me da la sensación de que con el mismo silencio y sigilo en que se hunde la coalición de gobierno, también se explica el verdadero rostro de tanta maravilla institucional, de tanta estabilidad republicana.
En estos días se está anunciando la formación de un nuevo "movimiento" político, llamado Chile Primero, liderado por un Senador y por un ex - diputado. Lei el documento central de su manifiesto, que me pareció sumamente interesante. Dicen las cosas por su nombre, aunque sin entrar en detalles. Apuntan a grandes objetivos pero sin caer en la delicadeza de decirnos cómo van a alcanzar estas metas soñadas por todos.
Respiro aliviado cuando leo en el documento una crítica ácida pero muy acertada al actual gobierno. Critican al gobierno con brutalidad, a pesar de su conocida afiliación concertacionista. Tienen ese mérito. El documento es como un regreso (casi deseado) a los grandes discursos, alejándonos del disco rayado de "los problemas reales de la gente", de las "acciones concretas", del "y en esto quiero ser muy claro y sincero". Como decían Los Tres en un disco de hace ya bastantes años, "no más acciones, queremos palabras".
Dan en el clavo, y entre líneas dicen lo que mucha gente piensa. El gobierno no tiene fuerza, no tiene don de mando, la Presidenta se queda encerrada en su torre de marfil como reticente a hablar mucho o a tener muchas iniciativas, por miedo a meter la pata. El gobierno no tiene ideas, es incapaz de encantar con un proyecto, con una visión de país. Y se hunde en sus propias contradicciones: declara ser un gobierno para la gente ("Estoy contigo", se acuerdan?) pero en realidad es un gobierno hermético y enredado en malas prácticas de corrupción y deshonestidad.
Cómo entender entonces que este nuevo "movimiento" sea realmente "nuevo"? Hay una renovación? Cómo es posible que el nuevo escenario político se refunde con personas que llevan 30, 40 años en lo mismo? Flores fue Ministro de Allende, para que apreciemos las proporciones de su compromiso con el establishment chileno. Y Schaulsson para qué decir, tiene más músculos en la muñeca que en cualquier otra parte de su cuerpo periforme.
En mi opinión estamos asistiendo nuevamente a una autoperpetuación de la clase política chilena. Dirigida esta vez por personas inteligentes, que son capaces de hacer un análisis brillante de la situación actual, pero cuya brillantez es tan luminosa como su ansia de poder y su compromiso con la fronda política chilena. Esto es lo que nos ha dado una gobernabilidad única en Chile, este maravilloso Leviathan chileno, el Estado que se niega a morir, que se alimenta de su propia carroña para renacer y rejuvenecerse como por arte de magia. Y los chilenos nos aferramos a esta dinámica como si nos fuera la vida en ello. Los mismos que hoy critican la muerte y decadencia de la Concertación saldrán por la calle gritando "el Rey ha muerto! Viva el Rey". Qué queda para los ciudadanos comunes y corrientes, como yo? Mejor digamos: Viva Chile. Y sigamos viviendo nuestras vidas.

3 comments:

Jorge Jorquera said...

Hola. Leo tu post y noto algo que tal vez olvidaste en el análisis. La autocomplacencia. El enorme peligro de la autocomplacencia de los ciudadanos frente a la política, también tiene su dosis de responsabilidad en lo que está pasando.

Por eso mismo, porque estoy chato igual que tú, voy a fundar Chile Primero junto a otros. De que te sumes o no, hoy o mañana, es tu opción y derecho, y no vengo a intervenir en eso.

Pero, personalmente me cansé de ser autocomplaciente. Al menos lo voy a intentar. Y espero que seamos miles los que estemos en la misma.

Saludos.

Iulius said...

Gracias por el comentario, y te felicito por tu optimismo! como puse en el post, yo estoy súper de acuerdo con el diagnóstico que hacen. Lo que no me cuadra (y aquí creo que soy yo el pesimista) es que lo que en el fondo se plantea es una vuelta a la política de siempre, luego de este interludio bacheletiano de desaciertos y sinsabores.

Moira said...

Entré por si acaso y veo que te "pusiste al día" de sopetón :p

Qué bueno tenerte otra vez por estos lados.