Saturday, May 06, 2006

Hambre

Qué es el hambre? La negación de algo es siempre difícil de definir, se nos esconde cuando creemos haberla visto, pero se queda ahí, en un lugar invisible pero latente, enterrándonos las agujas del malestar, de la incomodidad, de la ansiedad. El hambre siempre está ahí. No importa cuántas veces la apacigüemos, siempre vuelve con su codicia, con sus pretensiones de más, multiplicándose hasta un cansancio que nunca llega.
Vivimos permanentemente en este juego mortal de tratar de balancearnos sobre esta cuerda floja de la sobrevivencia. El desequilibrio que nos hace temblar y que nos empuja al abismo es corregido, y logramos volver a un punto central que nos permite dar un paso más. Ese paso abrirá otra vez la inestabilidad y vendrán más esfuerzos de equilibrista. Hasta que las fuerzas ya no puedan ser reparadas y caigamos para siempre en el abismo de la mortalidad.
Estamos hechos de hambre, entonces? Si aceptamos que es así, que el hambre es permanente, que siempre vuelve con sus manos de mendigo, una y otra vez, no será que esa es nuestra naturaleza, nuestra condición natural de seres necesitados, de criaturas incompletas, que por azar pasean por el mundo, sin capacidad de mantenerse en pie por mucho tiempo sin tener que comer? Es por eso que a la gente no le gusta comer sola tal vez, porque les recuerda lo básico de la operación, lo mucho que deja al descubierto nuestra indefensión, nuestra fragilidad como especie, nuestra incapacidad para hacer frente a un día a día que se extiende sobre esa cuerda floja que queremos esconder.
Quién nos puso en esta condición? para recordarnos qué, exactamente? Qué significa ese calor incómodo que sentimos en el vientre que nos empuja a buscar algo que comer, a subsistir como un objetivo en sí? Nadie, que yo sepa, come porque piensa: "aún no debo morir, porque debo hacer x o y". Comemos porque nos enfrentamos cara a cara con nuestros más fatales instintos, ésos que nos impulsan sin pensar a dar un paso más en la cuerda floja, ésos que nos recuerdan nuestras falencias y debilidades.
Qué puede llevar, entonces a alguien a autoprovocarse este dolor básico? Qué significa querer morir de hambre porque hay algo superior que le impide seguir? Desde lo más profundo de las convicciones de un hombre o de una mujer que decide dar este paso tan antinatural, hay algo feroz y magnífico que probablemente pocos en el mundo pueden sentir. Estamos hechos para sobrevivir, nuesta naturaleza nos obliga a seguir escarbando hasta encontrar algo que nos dé un día más, una hora más, hasta que las fuerzas ya no nos sean suficientes y la derrota sea total.
Para algunos esto no es lo que cuenta. Para algunos las circunstancias son tan poderosas y abrumadoras que el hambre ya no tiene esa fuerza que le hemos reconocido desde que los humanos son humanos. Para estas personas extraordinarias el hambre abre sus labios infinitos y deciden ignorarla. No arrojan nada a su bolsa de limosna. Aunque puedan. Aunque en ese esfuerzo el dolor y la ansiedad pueblen su cotidianeidad. Aunque el sufrimiento sea el alimento que reciben constantemente en la mesa a la que el hambre no se sienta.
Mis respetos y solidaridad con los mapuches, cuyas vidas y sueños estos días se abrazan como nunca antes en triste agonía.

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