Tuesday, August 29, 2006

Y la verdad nos hará libres...?

Leo con horror que el nuevo Papa tiene "ciertas discrepancias" con la teoría de la evolución de las especies. Para él no tiene mucho sentido esta idea de que las especies tienen que luchar por la subsistencia, y evolucionan para adaptarse a su medio de mejor manera y eventualmente convertirse en una especie dominante, hasta que otra mejor preparada la desplace.

De dónde viene esto? Yo estaba tan contento con don Benedicto, que se había mostrado firme contra los Legionarios de Cristo por ejemplo, no perdonándoles los escándalos de pedofilia. Aunque bien mirado, es como decir que nos parece extraordinario que el Jefe Espiritual del Catolicismo aleje de posiciones de poder a un sacerdote que abusa sexualmente de niños... uhm.... no debería en realidad ser lo MÍNIMO aceptable? Tal vez con J.P. II nos acostumbramos a aceptar que las cosas estuvieran por debajo de ese mínimo aceptable, y por eso B.XVI gana bonos de popularidad por hacer cosas que son básicas.

A pesar de este comienzo auspicioso en que primaba el sentido común y la justicia ante la desfachatez e indolencia de los jerarcas eclesiásticos, hemos vuelto a la realidad, al ver que don Bene recupera con decisión y empeño sus tendencias oscurantistas, que los papas anteriores han hecho tradición y orgullo dogmático.

Que pasó entonces? hasta el Papa anterior, reconocido por su falta de apertura a una visión moderna de la sociedad aceptaba la teoría de la evolución como aceptable. Sabemos que este debate es mucho más fuerte en Estados Unidos, donde aún se discute si el darwinismo es cierto o no. Será que los obispos católicos norteamericanos han logrado posicionar el tema en el Vaticano? Sería interesante saber qué conexiones explican este resurgimiento de un debate ciertamente banal y anacrónico.

Incluso don Bene y sus acólitos proponen una alternativa: el así llamado "diseño inteligente", en el que sí hay una evolución, pero "algo" o "alguien" determinó que este camino evolutivo terminara con nosotros los humanos, a imagen y semejanza del creador, y por lo tanto divinos en algún grado. De más está decir que es como mezclar peras con manzanas.

O sea, las innumerables evidencias de la existencia y validez de la evolución no tiene ninguna relación con creer o no creer en una divinidad. Se puede tener o no tener fe. Pero cuando se busca la cuadratura del círculo en la evidencia empírica, cuando las creencias religiosas toman ofensa de las pruebas científicas, algo anda mal. Porque los relatos religiosos no son más que explicaciones de las legítimas inquietudes trascendentales que a todos nos inquietan en algún momento de la vida. Y no debieran ser nada más que eso.
¿Cómo pueden discutir la validez de la teoría de la evolución, llena de evidencias concretas, llena de pruebas que aparecen por todas partes sin siquiera buscarlas, y al mismo tiempo pedir que creamos en dios, para lo cual no existe ninguna prueba más allá de la fe ciega? Yo podría decir al final que da lo mismo, que el papa y sus papistas crean lo que quieran, y se enfrasquen para siempre en sus devaneos teleológicos. Pero no da lo mismo, porque lamentablemente la iglesia católica tiene aún una influencia muy grande en la educación, en la opinión pública y en la política, y el daño que pueden hacer es muy grande, una vez que se consolidan estas posturas absurdas.
Cuando la religión se transforma en una atadura a crecer como personas y a desarrollar nuestra condición de seres inteligentes, creo que la mejor opción es huir de ella lo más rápido posible. Y también de todos los que la sustentan.

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