Wednesday, April 05, 2006

Impresiones del Imperio, Segunda Parte: La Guerra

Estados Unidos es un Imperio en más de un sentido. Más allá de los análisis académicos y posmodernistas, como el libro de Antonio Negri, Empire (que de todas maneras recomiendo), EE.UU. se siente y se ha sentido históricamente como el centro del mundo, un lugar donde todo converge, y donde las personas viven un estado de autosuficiencia en la cúspide de las naciones, sin parangones superiores ni comparaciones posibles.

Una de las cosas que yo he aprendido a apreciar, es que como todos los imperios, Estados Unidos no necesita exportar los bienes culturales que ha adquirido a lo largo de su historia para validarse como potencia. Es el caso de la democracia, por ejemplo. Para qué imponer el viejo y querido principio democrático, si teniendo líderes no elegidos (siempre que sean pro- americanos, por cierto) se puede cautelar sus intereses en otras partes del mundo? Después de todo, fue el caso en América Latina y en otras partes del mundo, donde muchos gobiernos no-democráticos fueron apoyados por Washington. Mientras no fueran muy amigos de la Unión Soviética, o no generaran inestabilidad en zonas estratégicas, no había problema, no?

Entonces, cómo explicarse todo el dinero invertido en Irak para transformarlo de la noche a la mañana en una democracia? Para qué, realmente?

Uno de los expositores en nuestro programa en EE.UU. (que obviamente era un opositor al gobierno) contó que había conversado con un alto funcionario del gobierno de Bush, algunos meses antes de la invasión a Irak. En opinión de este expositor, la tarea de instaurar la democracia en ese país era una tarea muy difícil, considerando la falta de tradición democrática en el medio oriente. Sólo en Europa tomó décadas o siglos incluso alcanzar un consenso en torno a los principios democráticos, difícilmente se lograría algo similar en un país quebrado y herido por una dictadura tenaz, sin una opinión pública organizada, sin cultura cívica, entre otros requisitos esenciales para una democracia exitosa. Sin embargo, este alto funcionario, una persona culta y bien viajada, le habría asegurado que las tropas norteamericanas serían recibidas entre vítores y que la liberación de Bagdad daría lugar a una etapa de libertades cívicas y de un gobierno elegido por el pueblo iraquí, etc., etc. etc.

Qué es esto? ingenuidad? claramente no es ignorancia, no se puede ser tan simplista de acusar a la dirigencia máxima de Estados Unidos y a sus asesores principales, de sólidas formaciones académicas, de ser ingenuos o intelectualmente limitados, porque hay que ser claros: NO lo son, ni lo uno ni lo otro. Entonces, qué?

Tres semanas y media pasé escuchando una y otra vez el discurso norteamericano sobre la guerra, sobré cómo ellos se ven a sí mismos como liberadores de un pueblo oprimido. También escuché versiones muy críticas, provenientes de instituciones muy tradicionales y respetadas de Estados Unidos, desde personas que no consideraban políticamente apropiada la guerra en Irak, hasta aquellos que acusaban al gobierno de Washington de haberse convertido en violador de Derechos Humanos, por los detenidos en Guantánamo y otras partes del mundo, sin juicio ni defensa apropiada.

Mi conclusión es que tal como decía en el post anterior sobre el viaje, Estados Unidos - o al menos los sectores más tradicionales y conservadores - es un universo autosuficiente, está construido sobre la base de una implosión ideológica, donde para poder entender puntos de vista distintos, los ciudadanos tiene que dejar de ser lo que son. Es decir, no es que no quieran ver lo que el resto del mundo vemos como tan evidente: ellos están culturalmente imposibilitados de ver, como nación hegemónica, la realidad de países que no comparten las bases de su estilo de vida.

Y esto llega a extremos. Una de las reuniones que tuvimos fue con un juez federal en Nueva York. Lo visitamos en su mismo tribunal, donde él escucha los casos y dirige las sesiones. Nos hicieron sentar en los escaños del público, mientras él se paraba frente a nosotros, pero más allá de la pequeña puerta batiente que lo separa del mundo. Él hizo una exposición sobre el sistema judicial norteamericano, señalando que había tenido la experiencia de fallar en un caso donde la acusación incluía cargos por conductas terroristas. Esto por supuesto despertó la curiosidad de nuestro grupo. Era una de las últimas reuniones del programa, por lo que a esa altura teníamos una visión bastante acabada del tema y no nos faltaban argumentos ni temas para hacer comentarios o preguntas.

Una de las preguntas más interesantes fue sobre los detenidos en Guantánamo. En ese momento no había salido a la luz pública los recientes indicios de la existencia de cárceles secretas de los servicios de inteligencia norteamericanos en múltiples partes del mundo. El juez demostró poco interés en el tema. Ya en otras preguntas había dicho que estaba limitado en lo que podía decir, por su condición de aplicador "imparcial" de la ley. Pero en el caso de Guantánamo, se limitó a decir que como estaba fuera de la jurisdicción de los tribunales, no tenía mayores comentarios, a pesar de que en un momento reconoció que la ley norteamericana sí se aplicaba a los detenidos, para cautelar sus derechos y que no fueran sometidos a abusos por parte de sus captores. Yo le pregunté por la contradicción evidente: si la ley se aplica, por qué ellos no tienen abogados, por qué no están sometidos a un proceso judicial transparente, como todas las demás personas en EE.UU.? En su respuesta, esquiva y llena de frases a medio terminar, me pareció ver a una persona que no veía la necesidad de justificar algo que a sus ojos era la acción de defensa de un imperio justo y moralmente superior. Quisiera preguntarme inocentemente: no debería un juez indignarse por la existencia de estos "vacíos judiciales", donde la potestad de los tribunales no llega, donde el trato a los detenidos está sólo determinado por la arbitrariedad de los carceleros? En América Latina sabemos que eso no es garantía de nada, sobre todo cuando el detenido es acusado de ser "el enemigo", y donde el trato humanitario consolidado en la Convención de Ginebra es percibido como un obstáculo, como dijo Condoleezza Rice hace poco, para quien hay que cambiar la Convención para enfrentar al terrorismo.
Continuará...

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