Wednesday, November 11, 2009

Encuesta CEP

La encuesta CEP finalmente es pública.

Qué dice? que somos conservadores y que probablemente ya estamos acostumbrados a tener a la concertación en el gobierno, que por cierto ha hecho muchas cosas buenas. Sin embargo, hay una fuerza contenida por aplicar algún castigo por todas las cosas malas que han hecho los gobiernos de la concertación. Que son muchas, pero casi todas caen en la misma categoría: El anquilosamiento de las estructuras de poder y de nombramientos, que lleva necesariamente a pensar que se gobierna por derecho propio, pecado fatal que se manifiesta a través de la arrogancia de los mandos medios y de los apitutamientos descarados que se repiten sobre la base del amiguismo y no de los méritos.
La encuesta me deja con la sensación de que la gente es como un padre justo que quiere darle a la Concertación los buenos correazos que se merece por tanta irreponsabilidad en el manejo del poder, pero no sabe cómo ni dónde, y probablemente teme que el castigo le duela más en carne propia a él que al castigado niño de centro-izquierda, tan malcriado y malacostumbrado a tener al alcance de la mano la caja de dulces de la repartija de cargos y a ser mayoría en el parlamento.
Marco Enríquez parece encarnar ese deseo de castigo desde adentro, desde la juventud ignorada. De no ser porque él mismo es un joven ignorante, sería casi una solución perfecta. Por suerte la gente no es tonta y no va a permitir que ME-O sea más que una moda.
Frei. Nuestro querido Frei, tan fome y tan estable. Esa figura como el Dios Jano de los antiguos romanos, con dos caras que miran al pasado y al futuro. Una cara de gobernante sin sorpresas y que buscará un desarrollo del país tranquilo y pausado, como un paseo de domingo por la Quinta Normal. Y al mismo tiempo de un aburrimiento insufrible. La risa es una visita extraña en su cara de tótem apache, el tiempo, las empanadas y el puré picante se han preocupado de darle una fisonomía cada vez más descuadrada, que de alguna forma lo inhiben aún más a un debate confrontacional para el que no tiene condiciones naturales.
Más allá del tema de los indultos, que forma parte de sus convicciones valóricas (por lo que de lo único de lo que se le puede acusar es de haber sido consecuente con sus principios sin importar los costos políticos que él sabía que iba a tener, cosa que es en sí algo escaso y a mi juicio loable, fin del paréntesis), creo que Frei sería un buen presidente, mucho mejor que cualquiera de los otros dos. Frei tiene madera de gobernante, un tipo calmo y con un innegable liderazgo político. Capaz de armar equipos y de sacar adelante a la Concertación para darle estabilidad a Chile sobre la base de un programa de gobierno coherente.
Pero sigue pendiente la deuda del padre castigador. De alguna forma el correazo va a caer, y a muchos tendrá que dolerle. La pregunta es cómo se va a manifestar ese castigo físico en el cuerpo policromo de la concertación. Naturalmente hay dos opciones:
La primera es que después de 20 años, la concertación pierda las elecciones. Sería un batatazo del que saldrían muchos heridos. De hecho yo personalmente no veo a la Concertación recuperada luego de una derrota electoral. No la veo como una unidad en la oposición. Sería un terremoto de realineamiento de fuerzas que probablemente nos devolvería a la política de los tres tercios, en espera de algo mejor.
La segunda opción es que Frei le prenda un candelabro a cada santo del catolicismo, viaje a La Meca y se encomiende a Buddha, y finalmente gane la elección con un suspiro de diferencia. No por nariz, ya que en su caso sería ganar por lejos. En ese caso, nuestro ex-Presidente tiene la obligación moral de pasarle la cuenta a la Concertación por todo lo que ha hecho, y por llevar a toda la centro izquierda a este punto absurdo de la historia política. Absurdo porque no sé cómo explicar que un gobierno de una coalición reciba la aprobación del 80% de las personas, y no sea capaz de traspasar esos votos a su candidato, y que además sea el centro de escándalos, corrupción, desorden en los nombramientos, mediocridad de la dirigencia, y que como si todo esto fuera poco, a las elecciones presidenciales tiene la desfachatez de llevar no un candidato para continuar "la obra" de la coalición, sino TRES candidatos que se encargan de fagocitar de las desgracias del otro.
A primera vista, la segunda opción pareciera la mejor. Sin embargo, Frei tendría que hacerlo como una iniciativa voluntaria en un gobierno de cuatro años, luego de una campaña presidencial tremendamente desgastadora. Sería una empresa difícil. Me pregunto si no sería mejor asumir la pérdida y de una vez por toda aguantar el vendaval de un gobierno de Piñera, que de una vez por todas le de la opción a la derecha de estar en el poder. Sería un escenario extraño en un Chile en que el poder económico, el de la prensa y el gobierno están en las manos de un sector político. Extraño por decir lo menos. Terrorífico por decir lo justo.
La encuesta CEP me deja con un sabor a inquietud grande. El trago amargo de un gobierno de Piñera tal vez sería el correazo que todos nos merecemos. Aunque sea corto y se acabe a los cuatro años. Pero no me resigno. A tener a la UDI en el gobierno, a tener a un presidente-empresario...
Tal vez deberíamos todos encomendarnos a los santos y a Buddha, y que nos den un poco de luz en estas tinieblas en que nos deja la encuesta CEP. Porque los ciudadanos simples y normales como yo, creo que ya no nos quedan otros recursos para confiar en que el futuro de nuestro Chile está a salvo.

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